Bienvenidos a un circo muy especial
Elfos y seres fantásticos en una novela mágica de J. J. Tapia Menéndez
Un maravilloso toque de originalidad. Una manera de refrescar la fantasía y de acercarnos a una historia que juega con la ciencia ficción. Una aventura que nos llevará a un mundo fascinante. Ya la cubierta del libro invita a soñar en clave mágica. Siempre es atractivo volver al circo. Y más cuando nos vamos a encontrar con elfos y otros seres exóticos.
Circo. La troupe del bosque marchito es el título de un libro obra de J. J. Tapia Menéndez. Nos encontramos ante un relato que cuenta con unos diálogos muy frescos que dan mucho ritmo a la narración. Bien escrito, con una cuidada trama y unos elementos que van enganchando al lector que se acerque a sus páginas.
A veces, los conflictos de los humanos son largos para la vida de un elfo
'Circo. La troupe del bosque marchito'¿Puede reconstruir el paso del tiempo lo perdido en el pasado? ¿Puede ayudar la naturaleza en la reconstrucción del hogar? ¿Puede un circo enseñarnos el camino de una vida que desconocíamos? El paso de la infancia, la búsqueda de un padre, la trastienda del circo y los seres del bosque, en versión actual con redes sociales y todo, forman parte de una recomendable historia. Pasen y lean.
Como punto a cuidar por Caligrama, la editorial que lanza la publicación, se echa en falta alguna reseña o apartado en el libro donde se aporte algo de información sobre Juan José Tapia Menéndez, un autor argentino que lleva años afincado en Puerto Rico y que se declara amante del circo moderno y la escritura.
Así empieza Circo. La troupe del bosque marchito
"La extensa caravana de vehículos irrumpe en el pueblo como por arte de magia. Rompe la monotonía del lugar, como siempre, aunque solo esté de paso y regale imágenes fugaces. Sus funciones serán vistas por miles de espectadores, pero esta vez habrá uno solo a quien volver a ilusionar. Los ocasionales transeúntes que a esa hora de la tarde comienzan a asomarse a las veredas, como despertando de una calurosa siesta, observan con asombro las escenas temerarias que adornan los costados de acoplados y camiones. Solo unos miran con esperanza de que se detengan. Niños que tiran de las manos de sus madres a la vez que señalan y jovencitos que en las luces esperan para vender lo que sea: dulces regionales con envoltorios coloridos que prometen frutos secos, miel y ají picante, agua y refrescos, o hasta limpiar parabrisas sin pedir permiso".