Una oportunidad para conocer a Ali Smith
Con 'Chica conoce a chico', una novela fresca y alegre de la autora del 'Cuarteto estacional'
Si todavía no has tenido la oportunidad de leer a Ali Smith, Chica conoce a chico (Nórdica Libros) es una buena oportunidad para conocer literariamente a la autora del Cuarteto estacional. "Y ahora os hablaré de cuando yo era una chica, dice nuestro abuelo". Esta frase, tan enigmática, es el comienzo de un libro que deja claro desde el principio su declaración de intenciones.
Smith seduce al lector desde las primeras páginas, captando su atención y dejando patente su estilo narrativo y su habitual uso de los diálogos entre personajes de diferentes generaciones. La autora revisita las Metamorfosis de Ovidio en una novela fresca y alegre.
Oh, Dios mío, mi hermana es lesbiana. No estoy disgustada. No estoy disgustada. No estoy disgustada. No estoy disgustada
Chica conoce chicoLa historia gira sobre dos hermanas que viven en la casa que les dejaron sus abuelos. Una de las chicas es lesbiana y la otra tiene que luchar contra su homofobia y culpa a todo el mundo de la condición sexual de su hermana.
Una novela que desafía a esos mensajes que en muchas ocasiones quiere imponernos la sociedad. Fusionando modernidad y antigüedad, la autora (en la imagen) nos invita a reflexionar durante la novela sobre algunas cuestiones morales y sobre la vida en general.
Yo era una ella era un él era un nosotras éramos una chica y una chica y un chico y un chico, éramos filos, éramos un cuchillo que atravesaba el mito, éramos dos dagas lanzadas por un mago, éramos flechas disparadas por un dios...
Chica conoce chicoUn pequeño gran libro con una historia bien construida y con un mensaje muy necesario en esta sociedad que camina hacia la involución. Con su característico estilo de escritura y con un relato conmovedor, Smith demuestra su talento narrativo para contar, de manera distinta, historias como las de Chica conoce chico, donde el género femenino y el masculino quedan expuestos de manera igualitaria y transparente.
Así comienza...
Y ahora os hablaré de cuando yo era una chica, dice nuestro abuelo.
Es sábado por la noche: los sábados siempre nos quedamos en casa de los abuelos. El sofá y las sillas están arrinconados contra la pared. La mesita de teca que suele ocupar el centro de la sala está debajo de la ventana. Hemos despejado el suelo para practicar las volteretas adelante y atrás, los malabares con naranjas y huevos, la rueda, el puntal y andar sobre las manos haciendo el pino. Nuestro abuelo nos sostiene por las piernas, bocabajo, hasta que conseguimos mantener el equilibrio. Nuestro abuelo trabajaba en un circo antes de conocer a nuestra abuela y casarse con ella. Una vez hizo el puntal en lo alto de una pirámide de equilibristas que también estaban haciendo el puntal. Y además había cruzado el Támesis sobre la cuerda floja.