Un cuerpo a cuerpo con el acto de escribir
La literatura es un activismo visceral, quizá a esta conclusión lleguen los lectores ante la declaración de principios que hace Liliana Díaz Mindurry: “Al no comprender el hombre se convierte en todas las cosas y así se defiende contra la muerte que es el orden por excelencia de lo eternamente estático. Escribir tal vez parte de una desesperación asumida, que al emprenderse en su vacuidad se vuelve una muy extraña esperanza”.El nuevo libro de la escritora argentina es un combate cuerpo a cuerpo con el acto de escribir, pero también con el de la lectura. Díaz Mundurry se sumerge en las profundidades de la palabra. Se mete en el fondo del mar para palpar el más allá del lenguaje, para desnudar los niveles de los distintos símbolos gramaticales. Y vuelve a la superficie con el dolor convertido en belleza. La escritura literaria como oscuridad protectora de una luz distinta a la que estamos habituados.
Tras la novela Pequeña música-nocturna, publicada este año y con la que la autora obtuvo en 1998 el Premio Planeta Buenos Aires, la madrileña editorial Huso apuesta por La maldición de la literatura para introducir en España el amplio universo literario de Liliana Díaz Mindury. En esta nueva obra la escritora involucra al lector en la contienda de sus lecturas, como si hilara un camino entre memoria y biblioteca. Y los lectores se sentirán identificados con la primera vez de un determinado libro, con aquellas preguntas que a modo de faro le conmocionaron la rutina.
El ensayo de Díaz Mindurry, articulado con un cuidadoso orden y división de temas, refleja, por lo tanto, praxis y resultado: un tratado sobresaliente sobre el Mal-Decir –el significado de lo mudo o disimulado en el lenguaje– así como un compromiso solidario con el otro, a quien hace partícipe de sus hallazgos. La autora conjura para ello a escritores y pensadores quienes de una forma u otra han incorporado en su escritura el sufrimiento, el miedo, el horror, los tormentos de la duda en un léxico, inquietante, casi siempre subrepticio.
Por la multiplicidad de nombres y puntos de vista que discute (Aristóteles, Nietzsche, Heidegger, Ortega y Gasset, Lacan, Bloom, Freud, San Pablo, Jesucristo, Deleuze, Felisberto Hernández, Borges, Cortázar, García Lorca, Lewis Carroll, Camus, Kafka, Husserl, Beckett, Godot, Blake Novalis, Onetti, Celan, Pizarnik, Rilke, Pessoa, Kant, Joyce, Faulkner, San Juan de la Cruz, Paz, Baudelaire, Hölderlin, Breton, Dostoievsky, Sartre, entre otros), se hace perceptible lo mucho que Díaz Mindurry ha pensado sobre su investigación, las congojas de los distintos autores que ha relacionado, el peso de la tribulación que ha tenido que sobrellevar para simbolizar este, su “libro sagrado” del Mal-Decir literario.
La autora:
Liliana Díaz Mindurry: Nació en Buenos Aires. En 1990 obtuvo el Primer Premio Municipal de Buenos Aires por su libro de cuentos La estancia del sur y el Primer Premio Municipal de Córdoba por el mismo título; el Primer Premio Fondo Nacional de las Artes 1993 por la novela Lo extraño; Premio Centro Cultural de México en cuento 1993 y Premio El Espectador de Bogotá en cuento 1994, ambos en el concurso Juan Rulfo de París; Primer Premio Jiménez Campaña de Granada; Premio Planeta Biblioteca del Sur 1998, por la novela Pequeña música-nocturna (traducida al alemán por VGS Köln, 2000), entre otros. Tiene veintitrés libros publicados, entre ellos las novelas La resurrección de Zagreus, A cierta hora, Lo indecible, Lo extraño, Summertime, Hace miedo aquí, El que lee mis palabras está inventándolas, Perro ladrando a la luna, Cita en la Espesura.