Mucho más que una larga epístola
Aunque está escrita a modo de epístola, en una larga carta en la que el protagonista se confiesa, para nada nos encontramos ante una obra que se haga pesada o monótona para el lector.
El joven de la vida errante es el libro que vamos a reseñar. Hermida Editores, dentro de su destacada línea de recuperar títulos de una gran trascendencia y carácter clásico, ha editado una obra etiquetada por el prologuista, Blas Piñero, como "el relato fundacional de la literatura china revolucionaria y proletaria".
Jiang Guangci, uno de los escritores más representativos de la literatura china de la primera parte del siglo XX, es el autor de esta historia escrita en primera persona y como si de una larga carta se tratase.
El joven Wang, que ha perdido trágicamente a su padre (asesinado) y a su madre (suicidio), se dirige al intelectual comunista y maestro Wei Jia para contarle todo lo que ha pasado desde que se quedó huérfano.
La tragedia sufrida por Wang y los acontecimientos de la sociedad china provocan en el joven una actitud revolucionaria. El relato es una travesía por un camino de injusticias en el que el protagonista tiene que atravesar temas tan delicados como la pederatia, el vagabundeo, la represión o los abusos.
Esa deshumanización que ha sentido directamente es la que lleva a Wang a encontrarse con la política. En su confesión, el joven va detallando lo vivido y cómo va comprendiendo la forma de proceder de la sociedad de la época. Aunque centrada principalmente en los temas reseñados, a la obra no le falta el aire romántico con una relación que acaba en fracaso.
El relato es sencillo, simple, sin abuso de recursos literarios que hagan cansina e interminable una historia que guarda un gran paralelismo con el Lazarillo de Tormes. Ambas obras comparten el estilo epistolar, la narración autobiográfica y las miserias y desgracias que acompañan a los protagonistas.