"La felicidad no está para definirla sino para vivirla"
Mara Torres, una de las presentadoras de informativos más distinguidas del panorama nacional, nos presenta su segunda novela y nos habla de cómo va cambiando la vida con el paso de los años
Cinco años después de ser finalista del Premio Planeta, Mara Torres está de estreno literario. Imaginaria o no, la vida va pasando y Los días felices han llegado para dejar muy buenas sensaciones entre los lectores de una de las presentadoras de informativos más destacada de la última década. Su talento y saber estar delante de las cámaras también se reflejan en su perfil de escritora. Su nueva novela le ha estado acompañando durante los últimos tres años. Del paso del tiempo, parte importante de la historia, y de los cambios de la vida hablamos, por supuesto, siempre por hablar, con la periodista madrileña.
-¿Tanto cambia la vida cada cinco años?
La vida es un movimiento constante y empiezo a pensar (después del intercambio de primeras impresiones con los lectores y los periodistas con los que charlo en las entrevistas), que un lustro es un intervalo suficiente como para que los cambios sean notables. Los días felices (Planeta) narra un encuentro entre Miguel y Claudia porque ella le llama inesperadamente y quedan a tomar algo. Durante esa cita, que dura exactamente 24 horas, se cuenta la historia de Miguel desde los 20 años (porque se conocieron justo el día del 20 cumpleaños de Miguel) hasta los 40 (último cumpleaños que ha celebrado el protagonista) en intervalos de cinco años. Y en esas dos décadas que narra la novela se transforman los escenarios físicos y también los emocionales. Es una estructura que me ha dado mucho juego literario. Elegí el día de cumpleaños no solo porque tiene que ver con la trama, sino porque siendo días completamente distintos tienen elementos comunes, por ejemplo, todo el mundo te desea un feliz día (de ahí el doble sentido del título) y suele haber una tarta, que acaba convertida en una metáfora de cómo es tu vida, quién te acompaña y los que ya no están.
-Y a usted, ¿cuándo le ha cambiado más?
Por ejemplo, en cuanto a escenario físico: a los 20 años el día de mi cumpleaños me desperté en casa de mis padres, a los 25 en otra casa, a los 30 en compañía, a los 35 sola y a los 40 en otra casa y al lado de otra persona. En el mundo laboral, a los 20 años estaba terminando la carrera de periodismo y trabajando de becaria en la cadena Ser, a los 25 hacía el programa nocturno Hablar por hablar, a los 35 entré en TVE, a los 40 había publicado una novela y empezaba a escribir otra. No coincide exactamente con la vida de Miguel, pero indudablemente, son dos décadas muy cambiantes para cualquier ser humano. También se nota mucho en las fiestas de cumpleaños, cuando cumplí 20 hicimos una fiesta con tropecientos amigos; sin embargo, mi último cumpleaños, que fue hace un mes, me pilló volviendo de un viaje, comí con mi hermana y mi sobrino Lucas, que siempre lo paso en grande con él, y luego me fui a trabajar a la tele. Pero además este año fue curioso, porque justo al día siguiente, presenté la novela a un grupo de libreros y trajeron una tarta y me cantaron ellos el Cumpleaños feliz.
-Su anterior libro, La vida imaginaria, fue publicado, curiosamente, hace cinco años…
¡Sí! Ha sido casualidad, de hecho entregué la novela antes de verano, aunque ha salido publicada justo en octubre, a los 5 años del finalista del Planeta.
Es asombroso el nivel de identificación que tienen los lectores con el personaje, incluso yo como lectora. He dedicado tres años completos a 'Los días felices'
Mara Torres-Los días felices es un viaje existencial con el que se identificarán muchos lectores. ¿Cuánto de Mara Torres tiene la historia?
Así como La vida imaginaria era una novela escrita en primera persona en la voz de Fortunata Fortuna, con la que me identificaba en muchas cosas porque me la inventé para que me hiciera compañía, en este caso he creado un universo completamente distinto al mío. Sin embargo, es asombroso el nivel de identificación que tienen los lectores con el personaje, incluso yo como lectora. He dedicado 3 años completos a esta novela: el primer año lo dediqué a la estructura y a crear los personajes; el segundo a escribir en borradores los 20 años de la vida de Miguel, (aunque luego solo cuento cinco días de esas dos décadas me ha resultado fundamental el trabajo previo para dar coherencia al relato); y el tercer año a construir un texto ágil, que enganchara al lector por la sencillez y, sin embargo, sintiera que se removía por dentro. Me interesaba una voz narrativa en tercera persona, pero que estuviera tan cerca de la voz del protagonista que las líneas que separaban ambas se cruzaran de vez en cuando y conseguir así la empatía con quien leyera. Y, por los comentarios que me hacen los lectores, creo que el resultado está muy cerca de lo que pretendía.
-¿Tiene su vida muchos días felices?
El título, obviamente, tiene un doble sentido. En un momento de la novela, le preguntan al protagonista “¿Qué es ser feliz?” y él responde: “Joder, qué mierda de pregunta, ¿qué es ser feliz?”, que en realidad denota que no lo es. Me resulta difícil definir la felicidad, es una pregunta que se han hecho los filósofos hace dos mil años y tampoco encuentran la respuesta, pero sí es cierto que puedo diagnosticar momentos en mi vida en los que he sido muy feliz. Fui consciente de ellos a posteriori, porque la felicidad no está para definirla sino para vivirla.
-¿Qué lee en esos momentos de alegría?
Todo lo que cae en mis manos lo empiezo, y me quedo con lo que me va convenciendo. En estos momentos tengo unos cuantos libros al lado de la cama: 4,3,2,1, de Paul Auster que acabo de abrir prácticamente; La caza del carnero salvaje, de Haruki Murakami, que estoy a punto de terminar; y dos de poesía, uno de Antonio Lucas y otro de Benjamín Prado que voy mordiendo de vez en cuando, como suelo hacer con los libros de poemas.
En el mundo laboral, a los 20 años estaba terminando la carrera de periodismo y trabajando de becaria en la cadena Ser, a los 25 hacía el programa nocturno Hablar por hablar, a los 35 entré en TVE, a los 40 había publicado una novela y empezaba a escribir otra
Mara Torres-¿Y qué lectura recomendaría para los días menos felices?
Poesía. Para meterse de lleno en la tristeza o para reírse de ella.
-¿Qué sensaciones le están transmitiendo los lectores?
Estoy abrumada de veras. En cuando salió la novela, los primeros lectores crearon un hashtag donde colgaban la foto del libro recién comprado y hacían fotos a las vespas rojas que había en la calle aparcadas en un guiño a la portada. Luego empezaron a llegar comentarios relacionados con las emociones que les había provocado la lectura siendo muy respetuosos con la trama de la novela para no desvelarla a quien todavía no hubiera leído, algo que les agradezco especialmente. Estoy deseando encontrarme con ellos ahora que comienzo a viajar a varias ciudades para presentar Los días felices, porque nos va a dar qué hablar. Cada día pasan cosas nuevas con la novela que me sorprenden: el otro día fui a un librería de Segovia porque necesitaba comprar para regalar y se había agotado; el otro día, un lector creó un hashtag y abrió un canal de Youtube titulado #losdíasfelicesBSO para que la gente linkee canciones que le recuerden a lo leído; o Alemania, que compró los derechos a las dos semanas de salir publicada la novela.
-¿Nota que la crítica aumenta más la lupa cuando quien escribe viene de la televisión?
Quizá, más que por ser periodista, fue por ganar el finalista del Planeta lo que puso la lupa sobre La vida imaginaria, obviamente. Es un premio que te dispara a todos los escaparates de todas las librerías y allana un camino que, de otra manera, hubiera sido, sin duda, mucho más lento. ¿Cómo no van a poner la lupa? La crítica hace su cometido y cada lector es un mundo. Los días felices está teniendo una excelente acogida, las entrevistas con los compañeros de prensa están siendo muy enriquecedoras a muchos niveles y ya he comenzado los encuentros con los lectores.
-Por cierto, hablando del paso del tiempo, ya lleva más de una década en La 2 Noticias…
Llevo once años, sí. Entré en el año 2006.
-¿Ha evolucionado demasiado la forma de contar las cosas?
Mucho, porque con la irrupción de las redes sociales las fuentes se han multiplicado y se ha incorporado a quien recibe la información casi como parte del relato. En La2noticias pusimos en marcha el primer Facebook que tuvo un informativo de televisión, abrimos la primera sección que recogía información que daban los ciudadanos desde la calle y hemos probado varios formatos que fueron pioneros. Hace 15 años nadie hablaba de ciencia, de tecnología o de medio ambiente en un informativo, excepto La2noticias que lo incorporaba a la actualidad del día. Este año hemos inaugurado una sección dedicada al deporte femenino, un informativo que nunca ha hablado de fútbol, abre un espacio para las mujeres que practican deporte, donde ellas llevan mucho tiempo ganando terreno y los medios de comunicación nos hemos quedado muy por detrás.
-La historia de Los días felices sería imposible dentro de 20 años…
Supongo que serían: “Otros días felices”.
-¿Cómo se imagina para entonces?
Dentro de 20 años tendré 63. No me da vértigo la edad, sino lo rápido que pasa el tiempo.
Dicen algunos lectores que la novela no es lo que parece, que el título y la imagen de portada no anticipan lo que se encuentran después
Mara Torres-Como comenta Claudia en la historia, ¿la vida es solo vida?
Diría que es una de las frases que definen la novela porque la vida es vida, ni más ni menos. Hay otra frase de Leopoldo, otro de los personajes de la novela que dice: “La vida es sencilla pero la hacemos compleja”, que también me gusta mucho. Dicen algunos lectores que la novela no es lo que parece, que el título y la imagen de portada no anticipan lo que se encuentran después porque se han sentido muy removidos en la lectura. También me dicen que se ríen mucho, así que les pasa como me ha pasado a mí, que escribiendo a ratos he llorado sin parar y a ratos me he partido de risa.
-¿Y el amor? ¿Qué papel juega en todo esto?
Durante toda la novela vuela la idea del amor platónico, entendido no como amor imposible o inalcanzable, sino como ese amor interrumpido, que no se hace real porque no fue el momento o por cualquier otro motivo. Y esos amores acaban convertidos en una isla donde refugiarse con el paso del tiempo, porque no sufren el desgaste de la cotidianidad, se quedan en el mismo modo el que fueron interrumpidos y mantienen la esperanza de que, quizá algún día, puedan volver y hacerse realidad.
-¿Cuándo escribe? ¿Cómo logra encontrar tiempo para ello?
Trabajo en la televisión de 16.00 hasta la una o 1.30 de la mañana. Me despierto a las 8 para escuchar la noticias en la radio, me levanto y me pongo a escribir a eso de las 10.00 y hasta las 14.30, los fines de semana no escribo, salvo en los periodos finales de escritura que es casi un proceso enfermizo y suele corresponder al último año. Por lo demás, grabo conversaciones en el coche como si fuera los personajes, apunto ideas de la trama en el móvil y tengo buenas conversaciones con amigos, de dónde sale siempre buen material.
¿Quieres comprar sus libros?
Un libro de la infancia
10 años con Mafalda, de Quino, me lo regalaron cuando tenía 9 años. También leía los de Enyd Blyton y esas sagas sobre Los Cinco, el internado de Santaclara o Los Hollyster. Paulina, de Ana María Matute. El camino, de Miguel Delibes.
¿Su libro favorito? ¿Y un autor?
Palabra sobre Palabra ¿Y un autor? Ángel González
Un libro por escribir
Esa pregunta tiene infinitas respuestas.