Una novela envuelta en papel de thriller psicológico, con ingredientes muy variados y temas duros de manejar como los abusos a menores, el incesto, el asesinato y una relación perturbadora entre hermanos. Tampoco faltará el suspense ni el amor, en un estado muy peculiar. 

Los incidentes (Fulgencio Pimentel) es la novela en cuestión, una historia en la que nos encontramos con un antihéroe, con un escritor cincuentón fracasado que, sin embargo, da cursos de escritura creativa en la universidad. Un tipo amable que es capaz de seducir a las estudiantes más jóvenes para satisfacer sus fantasías hasta que una noche se encuentra muerta en la cama a una de sus alumnas. 

No será el único cadáver en una novela que dará un inquietante giro. El atractivo profesor que intentaba ofrecer sus trucos de escritura —que a él no le valían para convertirse en escritor de éxito— a las jóvenes universitarias muestra otra versión diferente. Y también dará rienda suelta a sus sentimientos al enamorarse de la madrastra de la alumna que murió en su cama. 

Rubén Lardín apunta en el prólogo: "Los incidentes va de un tío que tiene un agujero. Lo tiene desde niño y va arrojando allí el fardo de su desdicha. Es novela psicologista y es también negra en su familiaridad con lo amoral, en el despecho de sus mujeres rehusadas y en los anhelos que contiene, en lo que calla y en esa melancolía futura tan de autor, cuyas preocupaciones son tan bobas como corresponde al oficio de la literatura: que solo en el alboroto intelectual, en la reordenación carnal y en el placer estético pueda hallarse algo de consuelo". 

Una historia provocadora por momentos, que se atraganta en ocasiones, dura en algunos pasajes y finamente irónica en otros. Una infancia de horror, una historia que duele y una lectura que no te dejará indiferente.