La supervivencia de la nostalgia escolar
Ya nada más empezar con eso de "Era el final del verano" me fue conquistando Los supervivientes (Algaida). Ese retrato de "el viento fresco, los atardeceres, las piscinas vacías, y los coches otra vez dando vueltas en busca de un sitio para aparcar" se sigue dibujando año tras año en mi memoria, tal vez como una prueba más de esa supervivencia de aquellos tiempos de infancia.Años de estudios y libros, de amistades e historias entre pupitres que en este libro de Jimina Sabadú cobran vida sobre el escenario del colegio Agustín de Foxá, otrora internado, que va a cambiar de dueños. Y ante el nuevo panorama que se avecina, alumnos y profesores desvelan sus inquietudes e incertidumbres.
El libro, poco a poco, te va atrapando en esa atmósfera nostálgica que va creando desde el principio la autora y sientes en parte que tus recuerdos y añoranzas forman parte de la historia o en algún momento pudieron convivir o estudiar en el Agustín de Foxá. Los supervivientes es una novela coral que conquistó el XX Premio de Novela Anteneo Joven de Sevilla.
Un relato de lectura fácil con el que pronto te sientes identificado si naciste en las décadas previas a la recta final del siglo pasado. En principio, habíamos consierado la posibilidad de incluir este título dentro de nuestro especial sobre libros de otras generaciones, pero tras su lectura, y teniendo en cuenta esa parte importante de contenido actual de la trama, decidimos que esta crítica aparecería dentro de nuestra sección habitual de reseñas.
Entre esos asuntos de actualidad a los que me refería se encuentra el tema del bullyng. Sin buscar ningún dramatismo ni sensacionalismo absurdo y barato, Sabadú aborda con tacto el tema del acoso escolar y maltrato en la escuela. Los capítulos van recorriendo los nueve meses de curso escolar y el relato va acompañado de textos en forma de correos electrónicos y mensajes en foros y blogs.
La aparición de Don Marcial -yo también tuve un profesor con ese nombre- fue otro de esos puntos casuales que me fue metiendo todavía más en la historia. ¡¡¡Y las fiestas de antiguos alumnos!!! Un libro de lo más recomendable. Por lo menos a mí me ha dejado un grato y nostálgico sabor. Todos, en buena parte, hemos sido, shurmanos, supervivientes.