La historia de la hija a la que Neruda cambió por la poesía
Hagar Peeters le da voz y vida a 'Malva' en una original y maravillosa novela
"Me llamo Malva Marina Trinidad del Carmen Reyes, para mis amigos de aquí Malvita; Malva para todos los demás. Puedo asegurar por supuesto que ese nombre no lo concebí yo. Lo hizo mi padre. Lo conoces, el gran poeta. Igual que titulaba sus poemas y poemarios, así me dio a mí un nombre. Pero nunca lo pronunció en público. Mi vida eterna empezó después de mi muerte en 1943 en Gouda. Mi entierro congregó a un puñado de gente. Muy diferente del funeral de mi padre, treinta años más tarde en Santiago de Chile"
De esta espectacular forma comienza Malva (Rey Naranjo), la novela en la que Hagar Peeters le da voz y vida a la hija de Pablo Neruda, fruto de su matrimonio con Maria Hagenaar Vogelzang. Una niña que nació con hidrocefalia y que nunca tuvo el cariño de su padre ya que el poeta la rechazó.
Mientras que el autor chileno enarbolaba la bandera de la justicia y pedía atención para aquellos que eran olvidados, Malva Marina vivía y moría en un limbo del que ha salido gracias a esta bella novela de Peeters, escritora y poeta holandesa.
Cuando mi padre, ya frío y rígido, se encontraba a medio camino de su largo viaje hacia el reino de los muertos, decidí acompañarle"
'Malva'Malva es poesía, pero también es verdad. Es novela y es realidad. Bien documentada y narrada sin perder el hilo histórico de los acontecimientos, la autora da voz propia a una niña que regresa desde el más allá para contarle a la propia Hagar, y a otros personajes a los que también se dirige, aspectos relacionados con la vida de sus padres hasta la muerte de Neruda.
La narración es de lo más original y no se sale en ningún momento del contexto histórico. Malva habla desde la tierra y también desde ese lugar en el que se encuentra junto a otros niños, hijos de gente famosa, que también fueron olvidados y rechazados como ella.
El poeta que no escribió de su hija
"Tu padre está sentado encima de una piedra bajo el sol. Se ha desabrochado la camisa y así, con las piernas separadas, escribe bajo el sol abrasador. Los chilenos lo toman por loco y las mujeres aminoran el paso. Ahí, en la luz oblicua que ilumina la piedra, se ha conservado esa imagen de tu padre para que y pueda describírtela a ti".