La flor del rayo o la consolidación total de Juan Manuel Gil
El escritor almeriense firma una novela muy recomendable, con un ritmo notable y con un estilo de lo más original
Juan Manuel Gil sigue creciendo novela tras novela. Tras Trigo limpio, obra con la que se hizo con el Premio Biblioteca Breve en el año 2021, el autor almeriense ha dado vida a La flor del rayo (Seix Barral), una historia protagonizada por un escritor que bien podría su alter ego.
Tras ganar un importante premio literario, se enfrenta al bloqueo de la tan temida y cacareada página en blanco. La presión es grande, pero para acabar con ella se pone a investigar una escena en la que considera que puede estar el argumento de su próximo éxito.
Y así nos vamos metiendo de lleno en una novela que te atrapa, con la que conectas rápidamente, que te muestra el estilo tan particular de un autor que se adentra en el oficio de la escritura, en la metaliteratura, en el proceso de escribir, en las relaciones entre ese arte y el entorno, la familia, el amor, la pérdida... Con un lenguaje muy cercano y unos diálogos directos, de los que aportan frescura y agilidad al texto, Juan Manuel Gil va cerrando el círculo de una trama bien construida.
Nos encontraremos con momentos muy divertidos, con otros menos alegres, pero sobre todo gusta mucho esa sensación de estar permanentemente en una montaña rusa literaria en la que no sabemos si vamos a subir o bajar. El final está notablemente cerrado. Mantiene bien el hilo y muestra su sello particular. Original y recomendable, La flor del rayo nos dejará grandes sensaciones.
La sinopsis
Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de tener una historia que contar en su próxima novela. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, intenta averiguar –desoyendo cualquier consejo– qué se esconde detrás de una misteriosa escena que presencia mientras pasea a su perro: un hombre llora abatido y una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa. En esta alocada investigación, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para poner a prueba este estrafalario método de inspiración que le induce a creer que la ficción es la única herramienta válida para gestionar el amor, la inexpugnable felicidad de la escritura o el devastador desgarro de la pérdida.