La flor amarilla de García Márquez
Gustavo Tatis retrata la vida y obra del Nobel colombiano en un libro que no se pueden perder los amantes de su realismo mágico
Poesía y pintura literaria para retratar a García Márquez en La flor amarilla del prestidigitador (Navona People), un libro que nos va a acercar a la vida y obra del autor de las inolvidables Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada o El amor en los tiempos del cólera.
Como confiesa en el prólogo Dasso Saldívar -autor de la biografía de Gabo titulada Viaje a la semilla-, Gustavo Tatis nos lleva "con su pluma experimentada de periodista y reportero y su ángel acariciador de poeta y pintor, a través de la vasta geografía humana, emocional, familiar, literaria, periodística, cinematográfica, política y diplomática" del Nobel colombiano.
No se trata de una colección de textos heteróclitos, sino de revelarnos hechos y aspectos variados de la vida, la familia y la obra de García Márquez
Dasso Saldívar, autor del prólogoDetalles desconocidos de sus relaciones familiares, anécdotas vividas y compartidas junto al escritor nacido en Aracataca y la vida detrás de los textos de García Márquez en un libro que nos trae la esencia del padre del realismo mágico. Volveremos a Macondo, sentiremos la belleza de las letras de Gabo y sentiremos nuevamente muchos de esos grandes momentos de su legado literario.
Garcia Márquez quería llevarse a todo el país a bordo de un avión de Avianca, rumbo a Estocolmo. Su deseo era celebrar el premio con cambias y vallenatos
Gustavo TatisEste libro nació el Jueves Santo de 1992. García Márquez concedió a Gustavo Tatis una entrevista desconociendo ambos que quedarían abiertas las puertas de la amistad. Aquella conversación nos ha traído hasta aquí, hasta este libro que no se pueden perder los amantes del nieto del coronel Nicolás Márquez.
Así comienza...
"El hombre que está sentado frente a la ventana es Gabriel García Márquez. A lo único que se parece ahora no es al hombre que he visto tantas veces en los periódicos y en la solapa de los libros. Se parece a Melquíades. La mejor película que vive todos los días es la de sus recuerdos. Viaja por su memoria prodigiosa un tren amarillo y remoto que cruza por la estación de Aracataca, su aldea natal. Es como una aparición fantasmal, efímera, por la línea de sus recuerdos, y él va allá al borde del tren, con sus ojos de niño asombrado por la ventanilla del vagón, leyendo en el paisaje un cielo de un azul diáfano y metálico, en donde crece el tierno y reverberante verdor de los platanales".