La caja negra
Ironía y cinismo frente al comunismo en una novela de Alex Popov
"No me puedo creer que mi padre esté dentro de esa caja de plástico negro recién traída de la aduana. Imposible. La caja está sobre la mesa del salón y todos fijan su mirada en ella. ¡Menudo espanto! No sé qué se esperaban. Una caja como otra cualquiera. Mero embalaje. La levanto, pesa bastante. Por la esquina escapa un polvo negruzco. Las cenizas de mi padre, supongo. Lo recojo con el dedo, lo olisqueo, me siento tentado a darle un lengüetazo, pero me doy cuenta de que me observan con una desaprobación creciente. Sobre la tapa, con letras pequeñas, está escrito el nombre de mi padre".
No había mejor manera para inciar esta reseña que con el inicio del prólogo de La caja negra. Los perros vuelan bajo (Automática Editorial). Magistral es la forma en la que Alex Popov nos adentra en el momento en el que el protagonista de su novela recibe las cenizas de su padre. Llegan desde Estados Unidos a Sofía para encontrarnos, de manera irónica y sátira, con la muerte y la vida, con el triunfo y el fracaso.
¡La belleza de este nuevo mundo es extraordinaria! Pero en mi conocimiento hay espacios vacíos que menoscaban el paisaje. Estoy impaciente por recuperar el tiempo perdido
Los dos hermanos del fallecido se encuentran años después para dibujar una historia ingeniosa y delirante a partes iguales, de rencillas familiares y situaciones sorprendentes que nos llevará camino de un final canino. Una comedia salpimentada con mucho cinismo que golpea en el costado del comunismo.
Un libro necesario e ideal para estas fechas. Nos hará reír en muchos momentos. Por cierto, muy curioso ese pasaje inicial que habla de un inmigrante que está atrapado en un avión que está en cuarenentan por un virus desconocido. ¿Os suena de algo? Lean. Saldremos adelante.