El secreto del elixir mágico
Novela de aventuras ambientada en los años ochenta
¿Existe la Fuente de la Eterna Juventud? El secreto del elixir mágico (Editorial Sargantana) nos desvelará este misterio en una historia de aventuras, tesoros ocultos y mucha magia protagonizada por unos adolescentes que empiezan a investigar por su cuenta. Ambientada en los años ochenta, nos encontramos con una novela muy viajera y narrada con un ritmo trepidante. Un libro para aquellos adolescentes soñadores, ya adultos, que quieran volver a sus años de juventud.
En busca de la eterna juventud
Óscar Hernández-Campano (en la imagen), es el autor de una novela para jóvenes y mayores, para quienes busquen esa eterna juventud en la lectura. Los tres protagonistas andan de vacaciones veraniegas cuando se ven envueltos en una aventura contra las fuerzas del mal. O, al menos, tendrán que luchar contra el reloj para encontrar ese elixir que les permita derrotarlas. En las manos de Gabriel, Daniel y Andrés están que la humanidad quede esclavizada o no. Los jóvenes también contarán con la ayuda de una hechicera y una inspectora de policía.
Los personajes se complementan muy bien en la historia. La literatura de viajes y el cine de aventuras juveniles de los años 80 son parte esencial de una novela escrita de manera ágil que nos hará pasar momentos muy entretenidos.
Así comienza El secreto del elixir mágico
La explosión fue tremenda. Los fragmentos de piedra atravesaron a gran velocidad la nube de polvo que se formó tras la detonación. Yo permanecía acurrucado tras una enorme roca a varios metros de distancia. Tenía los ojos cerrados y me protegía la cara con los brazos. Me costaba bastante respirar; comencé a toser. Aunque me tapaba la boca y la nariz con un pañuelo, sentía que me asfixiaba. Casi a ciegas, saqué de mi mochila una cantimplora, la abrí torpemente y, tras beber un poco y refrescarme la garganta, me tiré el resto por encima para lavarme la cara con el pañuelo. Poco a poco, el aire del exterior fue haciendo respirable el lugar, se llevó el polvo y permitió que la luz del día iluminara la gruta.