Como puta por rastrojo, el viaje existencial de Adaia Teruel
Una historia de supervivientes que va más allá del retrato biográfico
En su último libro, Mujeres que follan (Libros del K.O.), Adaia Teruel recoge testimonios de cerca de cien mujeres que bordean la cuarentena y que hablan de la sexualidad de una generación que creció sin apenas nociones de educación sexual. Pero antes de esta publicación, esta periodista y escritora nacida en Barcelona dio vida a Como puta por rastrojo (Sloper), un libro que va más allá del retrato biográfico y del viaje a una generación pasada.
Nos encontramos ante una historia de resiliencia, de una España post Franco que evolucionó a marchas aceleradas con otro modelo de convivencia y de familias. Adaia, como se cuenta en la sinospis, es una madre de dos niños y sin trabajo que no sabe quién es. Y para redescubrirse emprende junto a su padre un viaje a Almería, la tierra de sus abuelos.
Un viaje que le marcará totalmente, ya que regresará de este peregrinaje convertida en huérfana. Una historia personal, una radiografía de décadas anteriores, una búsqueda interior: "Mientras en mi cabeza resuenan aquellos famosos versos de Machado, pienso que todas las personas seguimos nuestro camino y me pregunto: ¿Sé yo hacia dónde estoy yendo? Solo sé que sigo buscándome. Es lo que he hecho toda mi vida".
Una búsqueda que es el leitmotiv de este libro escrito de manera ágil que realiza un recorrido existencial y nos invita a reflexionar sobre temas como la toxicidad en la familia o las influencias del lugar y de la época en la que nacemos.
Así comienza...
Son las nueve y media de la mañana del 9 de abril de 2017. Mi padre y yo salimos rumbo a Almería, el lugar del que emigraron mis abuelos paternos hacia Barcelona, y que a mí, que si no respiro monóxido de carbono y piso cacas de perro es como si me faltara algo, se me antoja el fin del mundo. Llevo un tiempo recopilando información sobre mis antepasados para el libro que quiero escribir: uno sobre mis orígenes. Porque llega un momento en la vida en que todos nos preguntamos quién soy, de dónde vengo, para qué estoy aquí. El viaje a Almería es el colofón de la investigación.
Tenemos por delante setecientos kilómetros de carretera, siete horas con el culo pegado al asiento. Coloco las bolsas en el maletero y lo primero que me dice mi padre tras sentarse y abrocharse el cinturón es que ha pasado mala noche. Tu madre no ha dejado de pincharme, dice.