Blanco y negro del fútbol en 'Las cuatro torres'
Las cuatro torres es el estreno literario de Leandro Pérez Miguel (Burgos, 1972), una novela negra editada por Planeta que está a la venta desde el pasado 2 de septiembre. Una historia atractiva que va girando sobre la figura de Juan Torca.
El protagonista es un ex agente que estuvo trabajando en acciones internacionales de guerra sucia y que ahora es una especie de detective que rompe con los estereotipos. Vamos, que para nada es un detective al uso. Resuelve casos e investiga, sí, pero sin la frialdad típica de estos personajes.
Torca no esconde su turbio pasado y sus acciones van más allá de sus investigaciones. Un encargo de un antiguo camarada es el que le hace salir de ese hotelucho en el que se había instalado a su llegado a Madrid. Tiene que buscar un topo, pero no en un stio cualquiera. Tiene que encontrarlo ni más ni menos que en el vestuario del Real Madrid.
El personaje de Torca está muy bien definido y mantiene todas las puertas abiertas para seguir evolucionando y creciendo en futuras historias. La trama líneal también está totalmente marcada. La historia comienza casi con el comienzo de la temporada 11-12, con Mourinho en el banquillo del conjunto blanco. Un Mourinho al que no sabemos si le habrá gustado mucho una de las frases que dice uno de los personajes: "No es tan inteligente como se cree él".
Pero dejando de lado al portugués -por cierto que son numerosos los personajes reales de la sociedad, medios de comunicación y fútbol que hacen sus cameos sin pasar al lado de la ficción-, la novela va profundizando en las cloacas del fútbol, en sus miserias, en esa gran mentira que se esconde tras los resultados. El poder de los dirigentes, los negocios e intereses ocultos que se mueven entre los palcos son retratados con gran estilo por el autor.
El hecho de que la novela haya sido apadrinada por Pérez-Reverte dice mucho del nivel de una historia que también tiene su corazoncito en el apartado sentimental, con las aventuras y desventuras amorosas del protagonista. Como no podía ser de otra forma, Las cuatro torres está estructurada como si fuera un partido de fútbol, con su prórroga y sus penaltis. En su lectura, los goles están garantizados.