Un viaje narrativo diferente del padre de los mosqueteros
En nuestro especial de libros de viajes vamos a hacer un doble recorrido. Con esas máquinas del tiempo que son los libros nos vamos a desplazar a octubre y noviembre de 1846 para recorrer Córdoba. Impresiones de viaje (Alhena Media), un extracto del libro De París a Cádiz que escribiera por aquella época Alejandro Dumas.En este libro conoceremos algo más de Córdoba, de la Córdoba de hace casi dos siglos, desde el punto de vista de uno de los grandes de la narración como fue el autor de Los tres mosqueteros (1844) y El conde de Montecristo (1845).
Escrito de manera epistolar, los dos primeros capítulos son una introducción en la que el dramaturgo francés explica los motivos por los que viajó a España, entrando por Bayona. El libro está repleto de anécdotas, como esa huída de Granada que tuvieron que hacer Dumas y sus acompañantes para no tener que denunciar una agresión que les hubiese obligado a tener que permanecer en la ciudad de la Alhambra hasta el día del juicio.
El novelista también cuenta con humor cómo acabó vestido de andaluz a las primeras de cambio nada más entrar en tierras cordobesas. Y deja escenas destacadas como la de la cacería en Sierra Morena. Más que detenerse en los monumentos o lugares, Dumas relata los sucesos y circunstancias que se va encontrando a lo largo del trayecto. Invita a recorrer lo viajado, pero anima también a entretenerse con lo vivido.
Un viaje que ofrece otra visión narrativa diferente del célebre escritor. Aunque no se aparta de su vis novelística para relatar su pasaje por tierras de Córdoba, recurre a un estilo diferente al de sus grandes creaciones literarias.
Cervantes está presente en este libro. Dumas habla del fanatismo de Sancho y de los españoles por el burro. Habla sorprendido de la figura del posadero y se detiene en las descripciones, con numerosos detalles, de las fondas, posadas y paradores. Las comidas y tradiciones de la tierra (el pan andaluz, los vinos...) son retratadas junto a los numerosos personajes que van apareciendo por la historia.
Dibuja bien la Mezquita, a la que confiesa que le haría algún retoque, y en ocasiones abusa tal vez de esos tópicos de antes sobre el español y el andaluz. "En Andalucía las mesas son taburetes algo más bajos que los taburetes ordinarios. El andaluz sigue siendo tan árabe como los mismos árabes".
Uno para todos, y todos para Córdoba.