Una valiente radiografía del terror del Daesh
Un libro actual, valiente y necesario. Siria, tan protagonista por desgracia en la actualidad, es la protagonista de estas memorias de sus gentes. Entre bombas y metrallas, nos encontramos con una radiografía del dolor y la tragedia. La Frontera. Memoria de mi destrozada Siria es el título del libro editado por Stella Maris. Samar Yazbek es la encargada de ponerle vida a la muerte, a la barbarie."En mi mente conservo un retrato de Siria. Se trata, sin embargo, de una imagen poco corriente. Es la imagen de una colección de extremidades descuartizadas, sin cabeza y con el brazo derecho colgando de forma precaria. Unas gotas de sangre caen del marco, y desaparecen a medida que las absorbe el terreno polvoriente. Esta es la catástrofe con la que Siria tiene que lidiar día tras día". Esta desgarradora visión es la naturaleza de La Frontera. Un retrato que se te clava como si te atravesara ese alambre de púas que delimita la otra frontera.
El libro está dividido en tres partes, los tres viajes que de forma clandestina realiza la periodista siria por su país. Samar Yazbek vive exiliada en París tras estar en el punto de mira del autodenominado Estado Islámico y del Gobierno de Bashar al-Asad. El Primer Cruce, como lo define la propia autora, lo realiza en agosto de 2012. En febrero de 2013, Samar vuelve a infiltrarse en su país, para hacer una nueva entrada entre julio y agosto de 2013.
Narrada en primera persona, pero dándole vida a los testimonios de la población siria: hombres, mujeres y niños que sufren la crueldad del régimen sirio y de los terroristas del IS. Le da voz a los milicianos y se muestra muy crítica con esa protección que entiende que el Daesh le da al régimen de Bashar al Asad.
Madres que pierden a sus hijos, familias que lo pierden todo... El relato es conmovedor. Y vuelvo a insitir en la valentía, en el arrojo de esta periodista, la única que ha logrado recorrer territorio dominado por el Estado Islámico. Mientras que escribo estas letras sentado cómodamente al calor de la oficina, no puedo dejar de pensar y agradecer que haya profesionales que arriesguen su vida para ofrecer un relato vital sobre la situación real y social de una población silenciada y mutilada a golpe de bombas. Gracias Samar.
La autora afirma en el epílogo que "la escritura es un camino hacia el conocimiento de la realidad". Ojalá también sea una camino hacia la libertad.