Un descubrimiento oriental de lo más interesante
El Japón de principios del siglo XVII (el relato comienza en 1605) es el escenario de Aki Monogatari. El misterio de la gruta amarilla (Quaterni), un descubrimiento de lo más interesante.
Como habitual lector de novelas históricas y apasionado de la cultura oriental, la combinación que ofrece esta obra de Carlos Bassas es de lo más atractiva. Además, a la historia también hay que añadir las ilustraciones de Angélica López de la Manzanara con las que se abre cada capítulo.
El título que estamos analizando es el segundo de la saga que tiene como protagonista a Aki, el alumno aventajado e hijo adoptivo del gran maestro Miyamoto. Aki y el misterio de los cerezos, título de la primera entrega de la serie, ya está apuntado entre mis lecturas para este mes de agosto.
El ritmo de la narración, los recursos empleados por el autor y la riqueza de los diálogos son algunos de los elementos que hacen de esta novela un título muy recomendable para aquellos lectores que quieran perderse en las historias y tradiciones del lejano oriente.
A la hora del gallo o a la de las ratas, las aventuras de Aki y Miyamoto están rodeadas de una buena situación histórica y un enclave misterioso que logra mantenerse hasta el tramo final. Las artes marciales y valores tradicionales de aquel período como el honor y la dedicación conviven en el relato con las costumbres feudales.
Aki tendrá que superar el amor y resolver el misterio de las desapariciones de campesinos, pero sobre todo, tendrá que aprender esas lecciones de vida que le va ofreciendo su maestro.
El autor ambienta a la perfección una novela que se recorre fácilmente gracias a los detalles y descripciones empleados para explicar el contexto social y cultural.