Mejor que el apartamento en Benidorm
Muchas veces sueño que vuelve el Un, Dos, Tres... con sus azafatas, con esas gafas de pasta que ahora están tan de moda, haciendo cuentas; con su Mayra Gómez Kemp y la Ruperta; con el Purga y el Linterna y su plaza abarrotá; con La Bombi y las Tacañonas... Mientras Arévalo aparece por las escaleras, el Chollo se presenta también ante mí en el sueño. Y me veo como concursante... Palanca activada y toca dar respuestas por 37 pesetas. Ya me veo con mi apartamento en Benidorm.Pero de pronto, Don Cicuta me despierta. Y busco alocadamente el mando de la tele. Le doy mil vueltas a la parrilla televisiva y no lo encuentro. ¿Dónde y cuándo echan el Un, Dos, Tres? ¡¡¡Lo necesito!!! El sueño se ha acabado convirtiendo en una pesadilla. Que vuelva ya, que el público se va. Pero no, me temo que va a resultar imposible. La caja que tengo enfrente es más tonta de lo que pensaba. Con la varita del genio Chicho Ibáñez Serrador todo era más mágico.
Y casi cuando vuelvo a caer en la depresión de la pequeña pantalla, un libro me devuelve la ilusión en mi viaje por la nostalgia televisiva. Nada más y nada menos que la biblia del Un, Dos, Tres. Casi nada. 22, 22, 22... De categoría superior Miguel Herrero, el autor de Un, Dos, Tres, responda otra vez (Diábolo Ediciones).
Mi respuesta no puede ser otra que gracias por traernos nuevamente a nuestro escenario personal tantos momentos inolvidables en familia en las noches del ayer. El libro, faltaría más, se encuentra dentro de nuestro especial sobre otras generaciones. El prólogo, por cierto, está firmado por Luis Larrodera, el que ha sido último presentador del programa hasta el momento (nunca hay que perder la fe).
Casi 45 años después de su estreno, el libro es una auténtica preciosidad. Una joya para amantes del programa. El autor va desgranando cada etapa que tuvo el programa, con sus récords, los presentadores, los concursantes más destacados, las novedades, los personajes, las actuaciones, los premios... Todo, no falta nada. Y no hay que perdérselo. Leerlo es volver atrás en el tiempo para disfrutar de un programa histórico que sigue siendo recordado con mucho cariño por varias generaciones. Tarjetita por aquí, Botilde por allá y... (estaba deseando decirlo) hasta aquí puedo leer.