José Ramón Arana es el autor de El secreto de la Magdalena, una novela publicada por Ediciones Beta que narra las relaciones entre Jesús de Nazaret y María de Magdalena. Con el escritor hemos hablado en +LEER para conocer más de su obra.
Del papel de Jesús de Nazaret en su novela, Arana ha destacado: "Es un personaje extraño, tanto que casi no lo advertimos. Se nos ha insistido tanto en sus milagros y curaciones que a base de repetirlo ya resbalamos sobre ellos. Por si fuera poco, se nos dice que era dios, con lo cual se lo aleja de los hombres y se nos invita a no tomarlo ni siquiera en consideración. Pero basta advertir que Jesús vive en una sociedad convulsionada políticamente y no se posiciona políticamente y que, cuando el rey mata de manera ignominiosa a Juan el Bautista, a quien él considera un hombre justo y un profeta, y que es, además, primo suyo, ni siquiera abre la boca".
De María de Magdalena indica: "Siempre ha sido presentada como seguidora de Jesús, como una alumna fiel, como la mujer que está al pie de la cruz cuando Jesús muere y la primera persona a quien Jesús se le aparece cuando resucita".
En su novela, el autor ha cambiado la perspectiva: "Cuento no qué enseña Jesús a María, sino qué enseña María a Jesús. Para ello, he convertido a María Magdalena en una prostituta de lujo por decisión propia: en las sociedades antiguas las prostitutas son mujeres cultas, ven el mundo por sus propios ojos, no por los de su marido, vive en una zona, Galilea, que es un lugar de tráfico internacional, desde las costas orientales de Hispania, pasando por Italia, Grecia, y desde el comercio de la seda de China, por la India, desde Persia y Egipto. Conoce perfectamente, por su oficio, la mentalidad de los romanos y todos estos pueblos que la frecuentan y puede comparar con lucidez la predicación de Jesús de Nazaret con todo lo que ella ha aprendido. Es una mujer sabia. Conoce a este nuevo predicador, le parece un intelectual interesante, se enamora de él, pero advierte que está aún un tanto verde y decide madurarlo".
Sobre esto, José Ramón añade: "Esta perspectiva supone también que Jesús de Nazaret no viene al mundo con los saberes definitivos y de una vez por todas, que aprende poco a poco, también de su propia experiencia de predicación y trato con los hombres, que está dispuesto a aprender, que es capaz de aprender y que de hecho aprende".