Entre la adicción y 'Paranoia'
Hay un momento en el que no sabes cuando Paranoia se convierte en adicción. O cuando la adicción se convierte en Paraonia (Destino), la inquietante y, sí, muy adictiva novela de Franck Thilliez. Un thriller psicológico que te atrapa desde el principio con una trama perfectamente orquestada.
Sin casi darte cuenta, mientras que vas organizando ideas y aclarando las historias del inicio, te adentras en el laberinto sin retorno de un relato muy intenso. Entras a formar parte del juego y al mismo tiempo que intentas descifrar nuevas pistas vas recomponiendo el rompecabezas de las teorías que vas elaborando con la lectura.
Paranoia es de esos títulos que no te permite escuchar el silencio de la noche. El juego, entre lo real y virtual, ocupará tu atención y concentración. Cualquier detalle se convierte en importante y Thilliez logra que se mantenga la tensión hasta el final.
Un hospital psiquiátrico abandonado, escenario perfecto para este tipo de historias, se convierte en el centro de todos los focos. Ilan, un joven treinteañero que ha sufrido las extrañas muertes de sus padres y un revés amoroso, lleva la voz protagonista junto a su ex. El mundo de los jugadores en la red es el soporte principal de la trama de esta novela enigmática en la que el autor cuida muy bien los giros.
Y volvemos al psiquiátrico. Nueve personas encerradas. Aisladas en un centro hospitalario situado en un lugar de alta montaña. Comienzan las desapariciones y llega el primer asesinato...
Thilliez mide con excelente precisión el misterio y trata de no tomar caminos paralelos para adornar la narración. No se pierde en grandes descripciones y controla con acierto las dosis de confusión. Con el buen manejo del suspense, el autor francés lleva a su terreno a un lector que se deja llevar por ese doble juego. ¿Mundo real o virtual? Paranoia.