En busca de un secreto guardado antes de morir Jesucristo
La luz invisible, una novela histórica escrita por Jesús Valero
Un secreto guardado desde el año 33, poco antes de la muerte de Jesucristo, y ocultado por sus apóstoles. A ese secreto se acerca Marta Arbide, una restauradora de arte que encuentra un manuscrito que puede cambiar radicalmente la historia de la Iglesia.
Estos son parte de los ingredientes de La Luz invisible (Ediciones B), una novela histórica repleta de aventuras que nos va a hacer pasar grandes momentos.
La mayor traición de la historia
Enigmática, misteriosa, con un buen ritmo, Jesús Valero es el autor de una historia que está a punto de desvelar la mayor traición de la humanidad.
Entre la ficción y la realidad
Bien documentada, los personajes reales conviven con los de ficción entre saltos temporales y una narración que da mucho juego por los cambios que sufre.
Jesús Valero no recurre a descripciones espectaculares para ambientar la novela. La fuerza está en el guión, en la trama, en lo que sucede. Y, en este sentido, el autor emplea una prosa ágil que convierte el libro en una lectura entretenida e interesante.
Los amantes de las historias que combinan Iglesia y misterio se sentirán atraídos por una novela que nos llevará desde Jerusalén hasta Hispania para recorrer el camino de Santiago. El libro también cuenta con una serie de reflexiones que nos mantendrán atentos a un desenlace q ue tendrá continuidad con una segunda parte.
La luz invisible, de Jesús Valero
"Marta abrió el libro por la página marcada y releyó la única frase subrayada: «Cuando una mujer piensa a solas, piensa el mal». Sonrió. Aquellas ideas habían arrastrado a la hoguera a miles de mujeres. Para el hombre que la recibiría en unos minutos, Marta era su versión moderna. Cerró el libro y leyó el título: Malleus maleficarum. El martillo de las brujas.
Miró por la ventanilla del coche. Aun bajo la lluvia, la plaza de San Pedro aparecía abarrotada de turistas que esperaban visitar la basílica. Se apilaban formando una fila compacta bajo sus paraguas, como hormigas de regreso al hormiguero.
El oscuro automóvil de lunas tintadas salió de la plaza y enfiló la Via della Conciliazione; utilizarían una entrada lateral para evitar la masa de turistas. Los dos hombres que la escoltaban guardaban silencio. Incluso cuando su mirada se encontró con la del chófer en el espejo retrovisor, el rostro de este permaneció impasible. «Quizá han recibido órdenes de no confraternizar», pensó Marta".