El gran Gatsby, el regreso de todo un clásico americano
Nueva edición de la novela en la que Francis Scott Fitzgerald retrata la América de los años 20 del siglo pasado
Una excelente ocasión para acercarse a todo un clásico de la literatura norteamericana gracias a la edición lanzada por Austral dentro de la colección Austral Singular. Una oportunidad para regresar a los felices años 20 de la mano de El gran Gatsby, la obra de Francis Scott Fitzgerald considerada por muchos como la gran novela americana del siglo XX.
Esta edición cuenta con la traducción de Miguel Temprano García, que deja claro al inicio que ha tratado de respetar la peculiar manera de puntuar de Fitzgerald y ha optado también, para favorecer la fluidez de la lectura, por no incluir notas a pie de página ni señalar posibles variantes textuales.
Y así condujimos hacia la muerte a través del fresco crepúsculo
El gran GatsbyUna historia sencilla, pero de las que atrapan. Una lectura ágil que retrata la América de los años 20. Un personaje en constante evolución, con muchas idas y venidas, que camina entre el poder y las falsas apariencias como manta para tapar la soledad y el desamor.
La novela, publicada por primera vez en 1925, nos habla de esa obsesión de Jay Gatsby por Daisy Buchanan. Poder, pasiones, lujo y una tragedia caminan por esta historia a la que hay que llegar aparcando las expectativas.
Bailes, alcohol, desenfreno y fiestas infinitas al calor del dinero, de los privilegios y de las miserias del ser humano. Una gran novela a la que tienes que volver si la leíste hace tiempo y que te recomendamos si nunca te has acercado a sus páginas.
Así comienza: El gran Gatsby
Cuando yo era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo que he tenido presente desde entonces. «Siempre que te sientas tentado de criticar a alguien —dijo—, recuerdo que no todo el mundo ha disfrutado de tus mismas oportunidades». No añadió nada más, pero siempre nos hemos entendido extrañamente bien con muy pocas palabras y comprendí que aquello tenía un significado más profundo de lo que parecía a primera vista. La consecuencia es que suelo reservarme mis juicios, lo que me ha granjeado la amistad de mucha gente interesante y también me ha convertido en víctima de muchos pelmazos crónicos.