Una novela sobre el eterno conflicto árabe-israelí
Santi Osakar visita la 'Guía de Escritores' con 'El Barbero de Treblinka'
Nuestra Guía de Escritores sigue recibiendo visitas de autores que quieren compartir sus libros con nuestros lectores. El escritor bilbaíno Santi Osakar se acerca hoy a nuestra sección especial para hablarnos de El Barbero de Treblinka (Editorial El Gallo de Oro), una novela que, como el propio autor confiesa "no es otra historia más acerca del Holocausto sino una apuesta por aborda desde una óptica diferente dos fenómenos siempre polémicos y candentes, como son la llamada Shoah y el eterno conflicto árabe-israelí".
Se trata de la segunda novela de Osakar tras La Estrella de Samarcanda (Al Revés). El Barbero de Treblinka está estructurado en tres partes. La sinopsis destaca al respecto: "En Tesis, su primera parte, seguimos los pasos de Carl Lipmann, un barbero judío oriundo de Varsovia, desde su ingreso en el campo de exterminio de Treblinka hasta su huida del mismo al calor de la rebelión protagonizada por los prisioneros en agosto de 1943. La narración explora las relaciones entre las víctimas, y entre estos y sus verdugos, a través de un relato pormenorizado de cuanto realmente aconteció en el mayor centro de la muerte nazi hasta que Auschwitz le arrebatara ese dudoso honor".
La segunda parte lleva por título Antítesis: "Es una parte que fabula una ucronía en la que una Alemania victoriosa tras la II Guerra Mundial habría impulsado la creación de un Estado judío a fin de asegurarse el control geoestratégico de Oriente Medio. Habiendo usurpado la identidad de un soldado alemán durante su fuga, Lipmann recupera la consciencia pasado el ecuador del siglo en el seno de un III Reich triunfante, para descubrir que el sueño del Gran Israel –en el que recalará finalmente– se ha materializado de la mano más insospechada".
Y el tramo definitivo: "Como si fuese el negativo del famoso juicio a Adolf Eichmann, una Síntesis perversa pone el punto final en un homenaje a los escritos de Hannah Arendt. Pero eso sí, sin llegar a banalizar el mal en ninguna de sus formas".